La economía hundida en torno a la abandonada base aérea de EEUU en Afganistán
Durante años, la tentacular base militar de Bagram, al norte de Kabul, fue el símbolo de dos décadas de guerra de Estados Unidos en Afganistán. Pero tras la retirada de las tropas estadounidenses, toda la economía local se desplomó.
"Actualmente estoy sin trabajo. No conozco mucho de política pero la retirada de las fuerzas estadounidenses de la base es una gran pérdida económica", afirma Saifulrahman Faizi, uno de los 80.000 habitantes de la ciudad de Bagram, que dio el nombre al complejo militar.
A unos 50 km de la capital afgana, las instalaciones militares fueron el centro neurálgico de la coalición internacional y servían de base aérea para las fuerzas estadounidenses.
Esta auténtica ciudad en miniatura, donde había decenas de miles de soldados extranjeros, incluía una barrio residencial con piscinas, cines, balnearios... Pero también un centro de detención, calificado por Amnistía Internacional como lugar de "torturas".
Unas semanas antes de que Washington pusiera fin oficialmente a su presencia militar en Afganistán el 30 de agosto de 2021, las tropas estadounidenses abandonaron las instalaciones de noche.
Hoy en día, la base está ocupada por los talibanes, que tomaron el control del país tras una rápida ofensiva durante el repliegue de las fuerzas estadounidenses.
La retirada de Estados Unidos conllevó el desplome de la economía de la ciudad, en un reflejo de la dependencia de Afganistán a la guerra y a la ayuda extranjera.
Antes de que se fuera el contingente estadounidense, Saifulrahman, que trabajaba en la base, ganaba 30 dólares diarios. En aquella época, cientos de personas esperaban durante horas a la entrada del recinto con la esperanza de encontrar un empleo en el interior.
"Nadie va allí ahora. Todo se ha derrumbado, todo el mundo lucha para sobrevivir", dice este hombre de 26 años.
- "Una ciudad vacía" -
El principal mercado, antaño repleto de puestos, es otro ejemplo de la caída de la economía: hileras enteras de tiendas y almacenes están ahora cerrados y los que permanecen abiertos han visto cómo sus ventas se reducían drásticamente.
Shah Wali, un comerciante de 46 años, solía ganar entre 20.000 y 30.000 afganis (entre 230 y 340 dólares). Ahora apenas tiene para pagar su alquiler.
"Con la llegada al poder del Emirato Islámico (los talibanes), la paz regresó pero los negocios desaparecieron", explica Wali a la AFP.
En el momento álgido de la invasión estadounidense, Bagram acogía a decenas de miles de soldados y empresarios. La ciudad servía como centro de distribución para toneladas de suministros destinados a la base.
Construida por los estadounidenses con su aliado afgano en los años 1950, en plena Guerra Fría, fue ampliada por los soviéticos cuando invadieron Afganistán en 1979 para apoyar al régimen comunista de aquel entonces.
Tras la retirada del Ejército Rojo en 1989, la base pasó bajo control del gobierno afgano, apoyado por Moscú, y después a manos de la frágil alianza de grupos muyahidines que lo derrocó y conquistó Kabul en 1992.
Bagram cayó luego bajo control de los talibanes durante la guerra civil que los llevó en 1996 al poder, del que serán expulsados en 2001 por la invasión estadounidense tras los atentados del 11 de septiembre.
Cuando el ejército estadounidense se retiró el año pasado, se llevó consigo gran parte de su material militar, pero quedaron toneladas de equipamiento civil.
Durante meses, la ciudad logró resistir gracias al comercio de chatarra. Pero, según los vecinos, la actividad ya está en declive.
Muchas viviendas están vacías. Sus dueños se mudaron a Kabul o a otras partes en busca de un empleo.
Muchos de los que trabajaron en la base también huyeron del país por miedo a las represalias de los talibanes.
"La mitad de la gente se fue, la ciudad parece tan vacía", se lamenta Saifulrahman.
(K.Lüdke--BBZ)