La factura de la transición energética será más cara para los países emergentes, afirma la OCDE
El crecimiento de los mercados emergentes se verá más afectado que el de los países desarrollados por la transición energética a largo plazo, según un informe de la OCDE que destaca una mayor dependencia de los combustibles fósiles.
El impacto de los esfuerzos de transición podría costar hasta 11% del PIB de aquí a 2050 a los países emergentes miembros del G20, calculó la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en un informe publicado este jueves.
En cambio, el coste de la transición no sería más que del 3,7% para los países miembros de la OCDE, prosigue la institución internacional con sede en París.
La factura parece más alta para los países emergentes debido a sus elevadas necesidades de combustibles fósiles, señala.
Para realizar sus cálculos, la OCDE se basa en una eliminación del carbón de aquí a 2050 y una reducción de la parte del petróleo y del gas al 5% y al 10%, respectivamente, de la matriz energética de cada país, a fin de respetar el objetivo de limitar el calentamiento a +1,5º grados.
Los países ricos han aprovechado ampliamente los combustibles fósiles para asegurar su crecimiento en las últimas décadas, razón por la cual los países pobres y emergentes abogan desde hace años por una compensación de su responsabilidad en el cambio climático.
Los primeros millones de euros de un fondo para pérdidas y daños climáticos se anunciaron en la COP28 de Dubái.
En términos más generales, el crecimiento mundial se verá afectado por los esfuerzos necesarios para la transición climática, señala la OCDE.
Se prevé una reducción de 0,2 puntos porcentuales por año a partir del inicio de la aceleración de la transición, es decir, entre 2025 y 2030, antes de costar aún más, 0,6 puntos en 2045-2050.
Una de las razones es que el fuerte aumento de la inversión necesaria para la transición energética podría reducir el crecimiento del consumo privado.
Para cumplir los objetivos climáticos internacionales, los esfuerzos de inversión deberían representar, según la institución, 1% del PIB en promedio anual de los países de la OCDE y 2,5% para los países emergentes a partir de 2025.
(T.Wright--TAG)