Seguridad privada en barrios de Chicago ante avance de ola delictiva en ciudades de EEUU
Para Patricia Horton, madre de dos hijos que vive en el próspero vecindario Lincoln Park, de la ciudad de Chicago, las patrullas de seguridad privada armadas son una respuesta esencial al empeoramiento de los delitos violentos en Estados Unidos.
Varios grupos de residentes de esta ciudad del este del país se han unido para contratar empresas de seguridad privadas, alegando que la policía no tiene suficientes fondos ni personal para mantener segura a la población.
El presidente estadounidense, Joe Biden, considera a las muertes por armas de fuego una "epidemia" en la sociedad y el miedo público se ha disparado por los recientes tiroteos, incluido el del fin de semana pasado contra clientes y empleados negros en una tienda de comestibles en Buffalo, estado de Nueva York.
En Chicago, los guardias de seguridad patrullan los vecindarios del North Side, relativamente ricos y en su mayoría blancos, donde los delitos violentos han aumentado, aunque siguen siendo muy inferiores a los de las áreas predominantemente negras del South y West Side.
"Los políticos seguirán culpándose unos a otros y a todo lo demás, incluida la pandemia" de covid-19, dijo a la AFP Horton, de 44 años, mientras acompañaba a sus hijos a casa desde la escuela primaria.
“Todo lo que sé es que (las patrullas de seguridad privada) solo pueden ayudar, y si estoy dispuesto a pagar por ello, nadie puede decirme que no puedo", subrayó.
"El crimen está fuera de control y la policía tiene escasez de personal o simplemente no está presente. Es realmente triste que esto sea necesario", justificó.
- Policías jubilados y fuera de servicio -
Los costos y los servicios varían, pero por lo general se pide a los residentes que paguen 100 dólares al mes o 1.200 al año.
En el barrio Wicker Park de Chicago, por ejemplo, un contrato con la empresa de seguridad P4 tiene un valor de 175.000 dólares al año.
P4 proporciona vehículos de patrulla, generalmente SUV con cámaras dentro y fuera, conducidos por efectivos armados que generalmente son policías fuera de servicio y jubilados. Dotados de chalecos antibalas, realizan rondas por el área cada pocos minutos.
Sin embargo, no abordan a los delincuentes directamente, según su vicepresidente ejecutivo, Paul Ohm.
"No nos estamos involucrando, no los estamos persiguiendo", explicó. “Nosotros llamamos a la Policía y brindamos toda la información que podemos: descripciones de personas, vehículos y hechos”, según el ejecutivo.
"Conocen las palabras de estilo, por lo que obtendrán una respuesta más rápida" de los servicios de emergencia, explicó Ohm, mientras mostraba un video de un empleado frustrando la acción de una pandilla de ladrones en un concesionario suburbano.
Ohm asegura que P4 comenzó a brindar seguridad para condominios de gran altura, pero se expandió a los vecindarios cuando los corredores de bienes raíces corrieron la voz sobre la labor de la compañía a los residentes del área preocupados por la delincuencia.
P4 configura un grupo de mensajes de la plataforma Slack para que los residentes se comuniquen entre sí y con la compañía para alertar sobre actividades sospechosas, así como cosas mundanas como un vecino que olvidó cerrar la puerta de su garaje.
Pero Ohm destaca también que todos los vecinos están cubiertos por sus servicios, aunque no paguen.
Para Jim Higgins, dueño del restaurante Club Lucky en Wicker Park, las patrullas son buenas para la comunidad.
“Es un tipo diferente de crimen el que está ocurriendo. Estos robos violentos de autos no solían ocurrir nunca, así que en ese sentido está peor. Hay un espíritu diferente ahí fuera”, explicó.
"Creo que las personas que caminan por el vecindario y ven los autos del grupo de seguridad circulando cada 20 minutos tendrán una sensación de comodidad", señaló.
- Responsabilidad -
Sin embargo, la reacción ante las patrullas privadas, en un espectro más amplio, es mucho más variada.
Un portavoz de la influyente Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) dijo que "nos preocupa porque es difícil hacerlos responsables".
“No sabemos qué tipo de capacitación tienen y si están perfilando personas o no”, agregó el vocero.
Las autoridades de Chicago también tienen sus reservas, y la alcaldesa, Lori Lightfoot, respalda la seguridad privada para las tiendas afectadas por el aumento de los delitos violentos, pero no para las áreas residenciales.
Respondiendo directamente a los residentes de Wicker Park que contrataron seguridad privada, Lightfoot dijo: "Necesito saber más sobre cuál es su plan y alcance específico, pero patrullar las calles, responder al crimen, ese es el trabajo del Departamento de Policía de Chicago y lo hacen de manera efectiva", expresó la gobernante.
"Hay una pendiente resbaladiza aquí", sentenció Lightfoot.
El tema de las patrullas de seguridad privada, que abarca asuntos como la raza, la desigualdad, la propiedad y la seguridad personal, se ha convertido en tema de un feroz debate político en Chicago y en otros lugares de Estados Unidos.
Ray López, un miembro del consejo de la ciudad que desafía a Lightfoot en las elecciones del próximo año, dijo que el crecimiento de la seguridad privada es una señal del fracaso del alcalde en la materia y crea una "sociedad dual".
"Es absolutamente vergonzoso que se haya llegado a esto para que la gente se sienta segura", remarcó.
(U.Gruber--BBZ)