Alcaraz y Ferrero, o el círculo del número uno del tenis
En un guiño del deporte, el tenista español Carlos Alcaraz tiene a su mano convertirse el domingo en el número uno mundial más joven de la historia en el mismo escenario, el US Open, donde su mentor Juan Carlos Ferrero coronó esa cima en 2003.
Alcaraz, nacido en mayo de ese mismo 2003, disputará el domingo la final del Abierto de Estados Unidos contra el noruego Casper Ruud, finalista del pasado Roland Garros.
El ganador de la batalla tendrá el doble premio de alzar su primer título de Grand Slam y sustituir a Daniil Medvedev en el liderato de la ATP.
Hasta ahora ningún tenista ha asaltado el número uno mundial en Flushing Meadows (Nueva York) desde que Ferrero lo hizo el 6 de septiembre de 2003.
En su caso se aseguró matemáticamente la primera plaza en las semifinales con su trepidante triunfo ante el local Andre Agassi, quien pugnaba frente a su público por su tercer título en Nueva York, una experiencia de la que ahora está sacando provecho Alcaraz.
"Hemos hablado mucho de ello. Me contó cómo se prepararon para ese partido", reconoció el español tras superar las semifinales la noche del viernes.
"Me contó cómo se prepararon para ese partido. Yo voy a hacer lo mismo, que es ir a por todas. No importa por lo que esté luchando, solo voy a por ello y a disfrutar del momento", aseguró.
Ferrero, en otro de los numerosos paralelismos con su alumno, había eliminado una ronda antes al australiano Lleyton Hewitt, el tenista a quien Alcaraz podría superar el domingo como el número uno mundial más precoz.
En su final en Flushing Meadows, Ferrero no logró coronar aquel US Open de ensueño ya que cayó ante el estadounidense Andy Roddick, pero los recuerdos de aquellos éxitos le volvieron a asaltar esta semana.
Después de la victoria del miércoles de Alcaraz ante Jannik Sinner "me metí un rato yo solo dentro de la pista a recordar las sensaciones de partido, relajarme un poco y recordar toda mi historia", explicó Ferrero a la cadena Ser. "Me acordé de partidos en los que conseguí ser número uno, contra Agassi, con todo el público en contra".
- Una apuesta personal -
Retirado en 2012 con un título de Grand Slam (Roland Garros en 2003), Ferrero es la figura clave en la formación y meteórica carrera de Alcaraz.
Después de una breve etapa entrenando a Alexander Zverev, de quien terminó desilusionado por la falta de disciplina de la promesa alemana, Ferrero asumió en 2018 el reto de formar personalmente a Alcaraz cuando apenas tenía 15 años.
El adolescente de El Palmar, un pueblo de 20.000 habitantes, daba raquetazos desde que era niño en la escuela de tenis que dirigía su padre y en 2018 había ganado títulos europeos y españoles en categorías inferiores.
En ese entonces Alcaraz ya estaba bajo el ala de Albert Molina, agente de la multinacional IMG y arquitecto de las carreras de otros jugadores españoles como Pablo Carreño.
Molina estableció el nexo entre Alcaraz y Ferrero, quien descartó ofertas para entrenar a otras joyas y acogió al adolescente en su academia de Villena (Valencia) - a 120 kilómetros de El Palmar (Murcia) - ilusionado con el talento en ciernes, humildad y capacidad de esfuerzo de Alcaraz.
Poco a poco su desarrollo comenzó a llamar la atención tanto de las figuras con las que entrenaba como de grandes marcas como Nike o Rolex, que corrieron a asegurarse el patrocinio del joven prodigio.
El equipo alrededor de Alcaraz fue también profesionalizándose y creciendo y pronto contó con un preparador físico, fisioterapeuta y el apoyo de psicólogos y doctores.
Para el tenista, Ferrero es mucho más que un entrenador. Además del vínculo profesional, en el que trabajan mano a mano en cancha y gimnasio, ambos mantienen una estrecha relación personal y juegan juntos al golf para relajarse.
Por una vez, Ferrero no pudo acompañar a Alcaraz en su recorrido de abril por el Masters 1000 de Miami debido al fallecimiento de su padre.
El entrenador, sin embargo, sorprendió a su entusiasmado pupilo al aparecer en su hotel unas horas antes de la final que jugó y ganó precisamente ante Ruud, el último obstáculo para que ambos cierren el círculo del número uno.
(Y.Berger--BBZ)