Hecho inédito en Alemania, la 'Mannschaft' no despierta entusiasmo
Jens Müller, un apasionado del fútbol, confiesa no haber percibido desde los años 70 "tan poco entusiasmo" por parte de sus compatriotas alemanes hacia la 'Mannschaft' y hacia el Mundial en general.
Normalmente, el ambiente sería "un poco más eufórico", explica este aficionado de 58 años desde un pequeño pub berlinés con bastante clientela donde se difundió el domingo el Alemania-España (1-1). "Está muy sobrio, estoy acostumbrado a que sea diferente".
Las cifras de audiencia muestran que Alemania, habitualmente un país devoto del fútbol, no se apasiona por este polémico Mundial.
Los motivos son múltiples: las revelaciones sobre las condiciones de vida de los trabajadores extranjeros en el pequeño emirato gasista y las violaciones de los derechos humanos minaron antes del inicio de la competición el interés del público alemán. Algunos de los grupos de aficionados más activos incluso hicieron un llamado al boicot.
- Audiencias por los suelos -
El horario de algunos partidos, el primer partido de Alemania contra Japón se disputó en día laborable a las 14h00 locales, lo que unido al frío otoñal alemán disuadió a los aficionados de congregarse para verlo al aire libre, especialmente a pies de la emblemática Puerta de Brandeburgo, en la capital.
La renuncia del capitán de la 'Mannschaft', el arquero Manuel Neuer, a lucir un brazalete arcoíris para protestar contra las discriminaciones LGBT ensombreció aún más el ambiente y alimentó las críticas contra un equipo acusado de adolecer de firmeza ante las amenazas disciplinarias de la FIFA.
Y cuando el combinado nipón derrotó a la tetracampeona del mundo 2-1, los hombres de Hansi Flick fueron de nuevo señalados, esta vez por no haberse centrado en el aspecto deportivo.
"Sé que no todo el mundo nos apoya", lanzó el delantero Kai Havertz después del partido.
Pero mientras que el país temía una repetición de la campaña de Rusia en 2018, con una eliminación en fase de grupos, el equipo actual conserva sus opciones después del empate contra España, seguido por cerca de 17 millones de telespectadores, y de la derrota japonesa ante Costa Rica.
El número de telespectadores aumentó así considerablemente respecto al primer partido, que sólo situó a 9,23 millones de personas delante de la televisión.
- "Todo olvidado en semifinales" -
La audiencia de este partido decisivo, jugado el domingo en prime-time, estuvo sin embargo muy por debajo de los tres partidos que disputó Alemania hace cuatro años, seguidos por una media de 26 millones de personas.
En las calles de Berlín, el ambiente confirma las ondas negativas que rodean a Alemania en el torneo.
"Yo no seguiré el Mundial de Catar, simplemente porque no lo apruebo", lanza así Angelika Bock, de 46 años.
Como ella, Tobias Kliegel, de 42 años, no verá el Mundial, en su caso porque "rechaza la atribución de la competición a Catar" y porque "es un momento inapropiado en invierno (europeo), cerca de Navidad".
Numerosos bares, que en condiciones normales habrían hecho negocio durante un torneo futbolístico, anticiparon la desafección y decidieron no emitir los partidos.
Otros sí mantienen las retransmisiones, como Birgit Arndt, de 65 años: "Me gusta que los aficionados al fútbol vengan aquí, que sean amables unos con los otros y que sepan que se trata de un juego y no de luchas de poder".
Las reticencias de los aficionados alemanes podrían evaporarse en caso de clasificación para la fase eliminatoria.
"Como muy tarde en semifinales todo está olvidado. Después sólo se tratará del Mundial", predice Jens Müller. "Creo que Alemania será segunda (de grupo) y después todo será posible".
(O.Joost--BBZ)