Francia refuerza el despliegue policial tras tres noches de disturbios
El presidente francés Emmanuel Macron anunció este viernes una serie de medidas, entre ellas un mayor despliegue policial, para atajar los disturbios que desde hace tres noches incendian las calles de Francia, pero sin llegar a declarar el estado de emergencia.
Edificios públicos atacados, tiendas saqueadas, vehículos incendiados... Muchas ciudades, en especial en los suburbios de París, vivieron de nuevo violentas protestas nocturnas, pese a los 40.000 policías y gendarmes desplegados.
Al término de una reunión de crisis, Macron, que abandonó este viernes una cumbre europea en Bruselas para presidirla, anunció el despliegue de "medios adicionales" del ministerio del Interior para contener los disturbios.
La violencia estalló el martes en los suburbios de París y se extendió por Francia tras la muerte ese día de Nahel, de 17 años, por un disparo a quemarropa de un agente durante un control de tránsito en Nanterre, al oeste de la capital.
Pero el balance de la última noche es alto. El gobierno informó de la detención de 875 personas (408 en París y sus suburbios), del ataque a 492 edificios, la quema de 2.000 vehículos y 3.880 incendios en las calles, así como de 249 agentes heridos.
"Examinaremos todas las opciones con una prioridad en mente: el regreso del orden", indicó antes de la reunión la primera ministra, Élisabeth Borne, preguntada sobre si decretarían el estado de emergencia como le pedía la oposición de derecha y ultraderecha.
Sébastien Chenu, del partido ultraderechista de Marine Le Pen, lo solicitó de nuevo este viernes ante el nivel de "violencia alcanzado". Su rival ultra Éric Zemmour fue incluso más allá y reclamó en la radio Europe 1 una "represión feroz" contra los autores de la violencia.
El estado de emergencia permite a las autoridades administrativas tomar medidas excepcionales como la prohibición de desplazarse, pero por el momento no se decidió a decretarlo. Para el ministro de Ciudad, Olivier Klein, sería reconocer un "fracaso".
En 2005, el gobierno del entonces presidente conservador, Jacques Chirac, tardó diez días en declararlo, en respuesta a los disturbios en los suburbios provocados por la muerte de dos adolescentes cuando huían de la policía.
- Llamado a los "padres" -
La estrategia de Macron pasa por ahora por llamar a la "responsabilidad" de las "madres y padres" de los participantes en los disturbios, muchos menores de edad, para que los mantengan en casa, ya que el papel del Estado "no es ocupar su lugar".
Y urgió además a las redes sociales a retirar los contenidos "sensibles" vinculados a estas violencias urbanas y a identificar a sus usuarios, ya que "hay una forma de imitación de la violencia que lleva a algunos jóvenes a perder el contacto con la realidad".
La pasada noche, varias tiendas del centro comercial Les Halles y de la turística y comercial calle Rivoli, que lleva al museo Louvre, en París, fueron "vandalizadas", "saqueadas" o "incendiadas", dijo un alto cargo policial.
Los participantes en las protestas también atacaron por segunda noche consecutiva comisarías, como en Pau (suroeste), ayuntamientos, como en Lille (norte), o escuelas, como en Amiens (norte).
Las fiestas escolares en centros de secundaria y liceos fueron anuladas en la zona donde murió Nahel y el servicio público de autobuses y tranvías en la región parisina quedó suspendido las noches a partir de 21H00 hasta nueva orden.
- Llamado de la ONU -
Los hechos relanzaron el debate recurrente de la violencia policial en Francia, donde en 2022 trece personas murieron en circunstancias similares a las del joven, y generaron preocupación a nivel internacional.
Varios países europeos como el Reino Unido, Alemania y Noruega advirtieron a sus ciudadanos que viajen a Francia que eviten las zonas de los disturbios y que extremen la precaución.
La ONU pidió además a París ocuparse seriamente de los "profundos" problemas de "racismo y discriminación racial" en sus fuerzas de seguridad, máxime cuando parte de la población las ve como racistas y violentas.
La justicia decretó prisión preventiva por homicidio voluntario para el agente de 38 años autor del disparo, quien, según su abogado, estaba "extremadamente conmocionado".
"Las primeras palabras que pronunció eran para pedir perdón y las últimas palabras que pronunció eran para pedir perdón a la familia" de la víctima, declaró el letrado Laurent-Franck Liénard en la cadena BFMTV.
Mounia, la madre de la víctima, dijo en la cadena France 5 que no culpaba a la policía, sino solo al agente que le quitó la vida a su hijo, ya que "vio un rostro árabe, un chico, y quiso arrebatarle la vida".
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(H.Schneide--BBZ)