Peregrinos suben al monte Arafat bajo intenso calor para el clímax del hach
Cientos de miles de peregrinos musulmanes colmaron el martes el monte Arafat de Arabia Saudita, en el momento culminante del hach bajo un intenso calor veraniego.
Al amanecer, grupos de fieles recitaron versos del Corán en la ladera rocosa, donde se cree que el profeta Mahoma pronunció su sermón final.
El ritual es el punto alto del peregrinaje anual, uno de los cinco pilares del islam. Las autoridades sauditas creen que el de este año podría ser el más grande en registros, después de tres años de restricciones por el covid-19.
Se esperaban más de 2,5 millones de peregrinos en el hach, una de las congregaciones religiosas más grandes del mundo y fuente de legitimidad para los gobernantes sauditas.
Las temperaturas alcanzaron 46ºC el lunes, cuando fieles en túnicas y protegidos por sombrillas se trasladaron de la Meca a Mina, donde pernoctaron en carpas antes de los rituales del monte Arafat.
La académica egipcia Tasneem Gamal declaró que se sintió sobrecogida al llegar a Arafat, cuyos rituales son parte obligatoria del peregrinaje.
"No puedo describir mis sentimientos, estoy viviendo una gran alegría", declaró la mujer de 35 años.
Gamal realiza el hach sin un acompañante masculino, como era requisito hasta 2021, cuando fue retirado por las autoridades sauditas.
Este año también se eliminó la edad máxima, dando a miles de ancianos la oportunidad de participar.
La jornada del martes incluye el mayor desafío físico, cuando los peregrinos deben pasar horas orando y recitando el Corán en el monte Arafat y alrededores bajo el fuerte calor y con escasos sitios con aire acondicionado.
- "Bendecido" -
Los caminos de acceso estaban cargados de fieles, mientras miles de trabajadores de salud estaban listos para atender casos de golpe de calor y agotamiento.
El riesgo de calor será más fuerte en las tres horas a partir del mediodía, un horario en que Arabia Saudita prohíbe trabajar en exteriores entre junio y septiembre para proteger a los trabajadores.
Tras la puesta del sol, los peregrinos recorren una corta distancia a mitad del camino entre Arafat y Mina para dormir al aire libre.
Al día siguiente, recogen piedras y las lanzan a tres grandes muros de concreto, en la tradicional "lapidación del diablo".
La última escala es de vuelta en la Gran Mezquita de La Meca, donde realizan la última circunvalación de la Kaaba, el gigantesco cubo negro en dirección al cual los musulmanes en todo el mundo rezan todos los días.
El hach ha vivido numerosas crisis a lo largo de los años, incluyendo ataques de militantes e incendios mortales.
Una estampida en 2015 dejó hasta 2.300 muertos, aunque desde entonces no ha habido grandes incidentes.
Antes de dirigirse a Arafat, el ingeniero estadounidense Ahmed Ahmadine dijo sentirse "bendecido" de poder participar del peregrinaje.
"Intento enfocarme en orar por mi familia y mis amigos", comentó el hombre de 37 años. "Esta es una oportunidad que no se repetirá".
(P.Werner--BBZ)